jueves, 27 de septiembre de 2012

De Mendoza a Buenos Aires

Me encanta pasear por Mendoza. Yo soy de allí, un poco de Buenos Aires también, pues trabajo a veces debo viajar. Estoy algunos meses en Mendoza y otros en Buenos Aires. Podría parecer alocado, podría parecer agotador, lo cierto es que a mí me gusta. Me resulta divertido viajar y así no me aburro. Estoy un tiempo en cada lado y antes de entrar en la rutina me mudo de vuelta y todo comienza nuevamente. Los departamentos en Mendoza son baratos. Allí alquilo y en Buenos Aires tengo mi propio departamento. Algunos amigos me dicen que lo alquile a extranjeros, parece que eso está saliendo mucho en Buenos Aires ahora que hay mucho turismo durante el año y se ha convertido en una ciudad muy cosmopolita. Sin embargo a mí me gusta siempre tener un lugar donde poder volver, que sea mío propio. Además, si lo rento tal vez lo tenga que arreglar. Nadie va a cuidar mi propio departamento como lo hago yo, eso de seguro. Entonces prefiero hacerlo de esa manera y quedarme tranquila. Porque la tranquilidad no tiene precio. Para todo lo demás… En fin, viajar es maravilloso aunque a veces uno extraña, pero llega un momento en que uno siente que no pertenece. Y eso a veces es bueno, porque es como sentirse siempre de vacaciones y ciertamente desinhibe. No sé hasta qué edad haría eso, pero por ahora me gustaría seguir. Aunque soy un poco gataflora, porque cuando estoy en Mendoza extraño la oferta cultural de Buenos Aires y en Capital Federal extraño la tranquilidad cuyana. Que no es tampoco que no están acelerados, pero mucho menos que en Buenos Aires. Todavía existen en muchos lugares la hora de la siesta y ahí no vuela una mosca. Es en Buenos Aires ya casi no se ve, salvo en algunos barrios donde muchos locales familiares siguen manteniendo las tradiciones de antaño.